Se trata de una fortaleza defensiva construida entre los siglos XI y XII como defensa de Galicia en sus luchas entre Alfonso Henríquez de Portugal y Alfonso VII de Galicia. Está situada en la comarca de A Limia, en un punto estratégico para la defensa de nuestras tropas frente al vecino, Portugal. Este último la cedió al obispado de Ourense en 1157, el cual estableció en ella un monasterio de frailes jerónimos. En el siglo XIV fue ocupada por el duque de Lancaster y poco después asaltada por los Irmandiños. Se levanta en el centro de una plataforma correspondiente a una fortificación mucho más compleja de la que solo queda una muralla arrasada. Su planta es cuadrangular con una buena cantería, puerta con arco ojival y ménsulas decoradas.
Desde lo alto se pueden divisar a la perfección las torres de Sandiás, Pena y Celme que completaban el conjunto defensivo de la zona. Está muy bien conservada y en el exterior se aprecian las pequeñas ventanas de vigilancia y las troneras biseladas que utilizarían los arqueros. En el interior se han reconstruido con madera las cuatro plantas, a las que se accede por empinadas escaleras. En la inferior hay un punto de información sobre la Vía Nova.
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