Cabreiroá es una marca muy conocida en toda España por sus aguas embotelladas, y el manantial del que brotan está apenas a unos minutos a pie del centro de Verín. El recorrido es también muy agradable, puesto que la fuente se sitúa en medio de un parque muy amplio, ocupado por grandes árboles de varias especies autóctonas. Y ahora, un poco de historia.
El manantial de Cabreiroá se hizo conocido fuera de Verín junto a muchas otras fuentes medicinales, en el momento de esplendor del termalismo: el tramo final del siglo XIX. En aquel momento, viajar para “tomar las aguas” era una actividad propia de gentes distinguidas, y muchas acudían a Verín para tratarse de males diversos. La confirmación para la popularidad de Cabreiroá llegaría en el comienzo del siglo XX, cuando el doctor Santiago Ramón y Cajal analizó el agua y certificó su valor medicinal.
El primer tercio del siglo XX fue de gran actividad. El edificio principal es de aquella época: se trata de una deliciosa construcción con aires art decó, de planta octogonal, en cuyo centro se encuentra la fuente principal, que brota debajo de una hermosa cápsula de vidrio en la que burbujea el agua antes de salir al exterior. Este quiosco era el elemento central de un complejo en el que también se erigieron un hotel balneario y una factoría para embotellar el agua, aún en uso. Con la Guerra Civil el balneario sufrió: fue transformado en hospital y en cuartel, y no recuperó la pujanza hasta los años sesenta. En la actualidad es la actividad de envasado de aguas la que más peso tiene. Cabreiroá ha pasado ya del siglo de historia con muy buena salud.
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