El bosque más antiguo de Galicia, así como uno de los más importantes de Europa, famoso por su riqueza natural y su legado histórico, en el que se mezclan las minas de wolframio e historias de maquis.
Situado en el Macizo de Peña Trevinca, en el municipio ourensano de Carballeda de Valdeorras, el teixadal de Casaio actúa como un canto de sirena para los amantes de la naturaleza. Inscrito dentro del catálogo de Formaciones y Árboles Singulares de Galicia como “uno de los bosques de tejos más importantes de Galicia y uno de los más sobresalientes del territorio español”, ocupa la vertiente norte de la cadena montañosa de más altura de Galicia. Protegido en el fondo de una ladera sobre la que planean cotas superiores a los dos mil metros, se extiende como vestigio de otro tiempo sobre una superficie de 2 hectáreas.
Se encuentra a 1.350 metros de altitud, a los pies de Pena Survia (2.095 metros) y Pena Trevinca al norte, el pico más alto de Galicia (2.127 metros). Los tejos son la especie dominante, aunque conviven con serbales, acebos, fresnos, avellanos y robles. Un total de 408 tejos de más de 400 años. Pero no es ahí donde radica la excepcionalidad del teixadal. Sino en el origen del bosque, que se generó en el Terciario (hace más de 400.000 años), de una forma espontánea, sin intervención humana.
Último vestigio de los grandes bosques que en el Terciario poblaban la Tierra, el teixadal de Casaio es un paraíso natural. Las minas de wolframio, como ahora la pizarra, forma parte de la historia de la comarca de Valdeorras. El wolframio fue un metal estratégico en la sociedad moderna, especialmente en los períodos de guerras. Es un mineral muy escaso en Europa, excepto en el macizo hespérico, que comprende la mitad occidental de la Península Ibérica (Galicia, El Bierzo, Salamanca, Extremadura, etc.). De especial relevancia durante la segunda guerra mundial debido a su capacidad para soportar las altas temperaturas que alcanzan las armas de fogueo. El wolframio, muy apreciado para la fabricación de armamento, se explotó en Valborraz en las minas de Casaio en tres fases. En 1963 se abandonaron las explotaciones y se inició el deterioro de las infraestructuras mineras. En 2010 una escombrera pizarrera se precipitó ladera abajo por Valborraz, hasta destruir parte de la infraestructura minera antigua. Dispones de más de una docena de rutas.
No existen caminos o senderos, hay que realizar el recorrido por el monte bajo aprovechando los cordales y domos montañosos. Puedes empezar en la ermita de San Xil Novo y siguiendo las indicaciones continuar por una pista de tierra hasta las minas de wolframio de Valborraz, desde donde tomaremos rumbo al alto do Seixo que divide las crestas del Couto I y II. Llegaremos entonces al acceso de los valles del Foxo Castaño y de O Teixedal pasando antes por las escombreras de la mina de Hierro. Ya en el corazón del Teixedal, disfruta del regato de O Penedo, que divide los dos flancos de la ladera y la inmensidad del bosque.
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